La subida constante del precio de la luz repercute de forma grave a las familias más vulnerables, que no encuentran en el bono social, implantado el pasado año, una solución con la que hacer frente al desorbitado coste de este bien de primera necesidad. Según ha indicado Fundación Madrina, «estas familias vulnerables ya no tienen dinero ni para coger el transporte urbano ni para recoger alimentos.

El coste de la luz se ha disparado a más de 100 euros por hogar en los últimos meses. Y en algunas ocasiones excepcionales ha llegado a suponer 300 euros al mes, como ocurrió durante el temporal ‘Filomena’. Además, durante este verano, para algunas familias el coste de la luz ha supuesto facturas de hasta 150€ en hogares vulnerables, más de un 30% de sus ingresos.

Fundación Madrina denuncia que actualmente la factura eléctrica en España «es una máquina de recaudar impuestos sobre impuestos, además de tener uno de los IVA más caros de Europa. La transición ecológica que se nos plantea es cara y se paga en la tarifa. Sin embargo, en Europa, los sistemas tarifarios tienen exención de impuestos para un determinado nivel de consumo».

¿Dónde ha quedado la política social?

Desde Fundación Zaballos también queremos alzar la voz y dar todo nuestro apoyo a la Fundación Madrina. Los partidos que están actualmente en el poder utilizaron «única y exclusivamente» como un trampolín de acceso al poder el tema de las eléctricas. Pero la realidad es que «han abandonado totalmente la política social y solo se han ocupado de que primen sus intereses políticos, particulares y económicos en beneficio de ellos y de grupos concretos que a ellos les interesa beneficiar», indica Emilia Zaballos, presidenta de la Fundación Zaballos.

En este sentido añade que, a pesar de que este tema, que fue uno de los que más utilizaron en campaña, han permitido el mayor abuso e incremento con el mayor perjuicio a las clases sociales  más vulnerables.

Hay soluciones que pueden ser de gran calado en la sociedad, como son los esos bonos sociales que se les puede conceder a las familias con ingresos más  bajos y que viven con escasos recursos, para que puedan, al menos, evitar pagar recibos de luz tan elevados, «porque esto les está llevando a vivir en una situación casi tercermundista y con los graves riesgos que implica, por ejemplo, de no tener apenas bombillas en casa».

Zaballos destaca que la mayor parte del importe que pagamos en la factura, más del 70%, no corresponde exactamente a consumo, con lo cual, la mayoría son otros gastos. Son impuestos sobre impuestos.

«Igual que hacen en otros países, lo primero que se tendría que replantear el Gobierno es reducir estas partidas de impuestos, pero claro, es muy cómodo recaudar estas grandísimas cantidades de manera indirecta. Somos muchísimas personas pagando cantidades que parecen pequeñas pero que son enormes, proporcionalmente al servicio que recibimos, en impuestos que recargan las facturas eléctricas y son miles de millones lo que recauda el Estado por esta vía con los impuestos indirectos».

La presidenta de Fundación Zaballos concluye afirmando que «desde que están en el Gobierno, todo lo que están haciendo es vaciar las arcas y no llenarlas de ninguna manera, y lo poco que recaudan  para poder llenarlas, lo hacen a costa de los más débiles, de los autónomos, de las pequeñas empresas y de las familias y empresarios más vulnerables. No se van a los grandes capitales y a las grandes empresas, aquellos que tienen más recursos para poder recurrir cuando no estén de acuerdo».

«Estamos en un país en el que estamos perdiendo el norte, tanto en el sistema de recaudar como en el sistema de distribuir los pocos recursos a fines que realmente no son importantes, olvidándose de la gente que sí necesita ayuda».