La Fundación Madrina realojará a familias vulnerables en pueblos de la España vaciada
Un artículo en la web elcierredigital.com ha cubierto esta noticia, dando a conocer las pésimas condiciones de los habitantes de la Cañada Real y la importante labor humanitaria de la Fundación Madrina con la cual la Fundación Zaballos colabora estrechamente.
A través de una nota de prensa, Fundación Madrina ha presentado las terribles condiciones en las que viven algunas familias en la Cañada Real. Estos asentamientos ilegales cuentan con una situación higiénica sanitaria desastrosa, incluso con plagas de roedores. Muchas familias con hijos menores se encuentran actualmente sin luz ni agua y la Fundación apuesta por el realojo en zonas rurales.
La Cañada Real es el barrio más pobre de la Comunidad de Madrid y uno de los más precarios del continente europeo.
Se trata de una sucesión de asentamientos ilegales a lo largo de un tramo de la Cañada Real Galiana, donde pocas casas son de ladrillo. La mayoría están hechas con cartón y uralita. Este asentamiento, de por sí muy vulnerable ante cualquier circunstancia, ahora padece las consecuencias de la pandemia. Y por otra parte, convive con el peligro de su cercanía a zonas de mercado de marihuana.
Conocida la situación en la que viven, la Fundación Madrina, desde el inicio de la crisis sanitaria, ha ayudado semanalmente e incluso diariamente a la zona más vulnerable del barrio. Han proporcionado comida para niños y productos de higiene infantil, alimentación para adultos, mantas, estufas, leña y bombonas de gas.
a Fundación ha tenido como objetivo atajar tres problemas importantes detectados en la zona: El importante riesgo alimentario infantil, el elevado absentismo escolar de las niñas y el seguimiento de las embarazadas adolescentes, situación que en muchos casos lleva a la exclusión laboral y escolar.
En lo relativo al absentismo escolar, la Fundación ha hecho entrega de mochilas y utensilios escolares a los niños pequeños y ha comprado gafas graduadas para varios niños. El objetivo final es conseguir la plena escolarización de los niños de la Cañada. Durante el temporal Filomena y las lluvias, la Fundación ofreció voluntarios con vehículos todoterreno que llevaron a los niños al colegio. Estos vehículos también se usaron para llevar material materno-infantil a las mujeres embarazadas y a los niños nacidos en esas fechas.
La Fundación Madrina pretende normalizar la vida de las familias con hijos menores procurando que las necesidades básicas queden cubiertas. Para ellos, una buena política de acción sería realojar a las familias con hijos menores en edad escolar en pueblos de la España vaciada y al mismo tiempo, terminar con las 120 narco parcelas que existen en la Cañada, según ellos, el verdadero cáncer de la zona, y la causa de que se les haya retirado el suministro de luz.
En lo que respecta al realojamiento, varias familias ya están en proceso de cambiar de domicilio y se prevé que después del verano todas las familias del Camino de Perales estén realojadas. La Fundación ha mantenido entrevistas de trabajo con el Comisionado de la Cañada Real para intentar unir fuerzas y ofrecer a las familias el recurso de los Pueblos Madrina, esos pueblos de la zona rural en los que poder encontrar las necesidades básicas.
La luz no es un lujo es un derecho
Las familias de la Cañada están sin luz desde el mes de octubre del año pasado, a lo que se suma el habitual corte de agua de todos los veranos. El corte de luz tuvo la causa en la sobretensión provocada por las numerosas plantaciones de marihuana de uno de los sectores de la Cañada, de forma que el delito de unos pocos está provocando que muchas tengan que vivir sin ventiladores y sin agua en verano. La falta de suministro de estos dos recursos hace prácticamente inhabitable la Cañada Real para las familias y especialmente, los niños.
Para la Fundación Madrina, el asunto se solucionaría con la intervención del ejército sobre las plantaciones de marihuana existentes en la zona. Sin embargo, aunque las autoridades locales pidieron ayuda al gobierno durante el estado de alarma, no fueron concedidas sus pretensiones alegando, según nos cuentan, que el ejército no interviene en zonas de conflicto. En definitiva, la pelota está en el tejado de las autoridades locales que siguen sin ponerse de acuerdo.
No obstante, la Fundación ha llegado a un acuerdo con “Light Humanity” para que las casas tengan luz solar hasta el realojo definitivo de todas las familias.